Como bien dijo Javier Angulo en su introducción, si la Seminci es un festival de cine de autor, estás más que justificada la presencia de Fernando León de Aranoa. Este guionista y director es espectacular, no sólo por su obra, sino también por su vida. Y no es para menos cuando afirma que se hizo cineasta “por un error administrativo”, debido a que le notificaron mal la fecha de un examen de acceso a la carrera de Bellas Artes. Bendito error para el cine español que ha disfrutado de sus películas, destacando entre ellas ‘Familia’ y ‘Los lunes al sol’.
Reconoce también que jamás pensó en dirigir ninguna película, puesto que para este guionista no existía nada más allá que las historias que su cabeza le daba. Sin embargo, Fernando León de Aranoa ha ido paso a paso, pero pisando fuerte en su caminar.
En la clase magistral enseñó una serie de valores como cineasta que otros pasan por alto. Él considera que el modelo es la vida, que las historias están en la calle, y que por tanto hay que vivir mucho y estar abierto a lo que hay alrededor. Una palabra es fundamental en su vocabulario, curiosidad. Tener curiosidad por las cosas, por los detalles que en un principio parecen cotidianos pero que observándolos podemos ver que tienen una historia detrás. Otra palabra culmen de su vocabulario es la empatía. Afirma que “el cine es empatía”. Hay que ponerse en la piel de los personajes, del público, de la historia. De esta manera, y como contaba entre anécdota y anécdota, hay veces que las historias discurren solas, porque la magia del cine así lo genera. Pese a que a los personajes haya que darles una clave narrativa, muchas veces la perspectiva de éstos se construye con la propia historia. Y es aquí, donde él mismo se calificó retratista, es decir es una cineasta centro mucho más en los personajes que en el paisaje.
También en su ponencia, Fernando León evidenció que no es un hombre de ponerse medallas. Con toda la humildad y naturalidad del mundo afirma, que aunque la misión del autor es contar la vida según la ve él, las historias no pertenecen al guionista o al director, sino que pertenecen a la gente que las hace.
León de Aranoa no sólo dio una clase magistral de cine, también nos mostró quien es él, su manera de componer, su manera de crear una trama, de ver el cine, los personajes, las historias, la vida. En la ponencia muchas veces dio la sensación de que el simplemente produce una idea que posteriormente deja que se convierta en película por sí misma, como en vez de dirigirla, la estuviese acompañando.
Lo mejor para la gran cantidad de público que abarrotó el aula Mergelina de la Facultad de Derecho, no fue sólo la gran clase magistral que el guionista, productor y director dio, sino el compromiso de volver de nuevo a la Semana Internacional del Cine de Valladolid.