Han pasado ya tres semanas desde que se celebraran los Premios Goya, un tiempo prudencial para poder tratar el tema con la distancia suficiente que nos permita analizar esta fiesta en su conjunto de la mejor manera posible.
Y es de eso de lo que quiero hablar, no de quien ganó o de quien perdió (probablemente lo menos importante), de la Gala.
Todo empieza bien, la alfombra roja es de lo más entretenido, ver pasar a todas nuestrasas estrellas, incluyendo algunas internacionales como Antonio Banderas junto a su mujer Mellanie Griffith o Salma Hayek, es entretenido, ayuda a promocionar bien la gala. Y se trata de eso, de captar la atención, de que el público se sienta atraído por la fiesta del cine español.
Aunque me gusta la alfombra roja, creo que es claramente mejorable. Eché de menos preguntas más interesantes y personalizadas, y no las típicas: ¿cómo te sientes ante la nominación?, ¿esperas ganar?, ¿cuáles son tus próximos proyectos?, que después de cinco entrevistados cansan. Quizás deberían contar con la ayuda de la periodista Cristina Teva que se encarga de las entrevistas en la alfombra roja de los Oscar.
Momentos bajos y altos
Este año, después de dos ediciones conducidas por Andreu Buenafuente, la Academia eligió a Eva Hache como conductora de la Gala. Y no salió del todo bien, fue sin duda la más criticada en Twitter, #premiosgoya se convirtió en trending topic mundial.
La propia Eva Hache ya dijo en directo que «Lo bueno de Twitter es que no tienes que esperar a leer las críticas al día siguiente. Te despellejan al momento».
También hubo grandes instantes, Santiago Segura, calificado como el «salvador» de la gala tras su monólogo, fue aclamado por el público, que pidió que fuera el próximo presentador de la gala de los Goya.
Pero sin duda lo más emotivo, el momento por lo que recordaré esta edición de los Goya, fue la reaparición de Silvia Abascal. Todos sus compañeros en pie, aplaudiéndola y ella manteniendo la figura como podía ante tanta emoción: «Estoy feliz de estar aquí, escuchándome fuerte el corazón, mirándoos a los ojos y poder decir gracias», dijo la actriz española.
La Gala dejó a la película No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu, como clara vencedora y a Almodóvar, que contaba con 16 nominaciones para su película La piel que habito, como derrotado de la noche.
Coronado se hizo con el Goya al mejor actor por No habrá paz para los malvados y María León, con el de mejor actriz por La voz dormida. Lluis Homar se hizo con el primer Goya de su carrera por Eva, algo sorprendente para un actor de su taya, al mejor actor de reparto y Ana Wagner con el de mejor actriz de reparto por La voz dormida.
Al final, como siempre, no hacemos más que oír quejas de que no se presta la suficiente atención al cine español, se repite una y otra vez la lamentable situación en la que se encuentra nuestro cine, que depende en gran medida (si no en toda) de las subvenciones del Gobierno y que no cuenta con el apoyo del público en las salas.
Por eso no entiendo que en la fiesta que la propia Academia del Cine Español celebra para promocionarse, no se de cabida más que a cinco películas, que se repartieron el 90% de las nominaciones, ¿significa eso que no ha habido más películas interesantes a lo largo del año pasado? Lo dudo…
Ignacio Cuadrado Revuelta (@NaxoCuadrado)
Com.única UEMC 