Actualmente la estética y los modelos de belleza tienen cada vez más peso en nuestra sociedad. Importa más lo que aparentamos ser, que lo que somos realmente, y esto ha generado un preocupación exacerbada por conseguir el ideal de belleza, y ha crecido la importancia que nosotros mismos le damos a esta belleza.
Sin embargo, el auténtico problema surge cuando estos principios e ideales de belleza han calado en el público adolescente e incluso infantil. Es entonces cuando determinados organismos deben velar por la salud de personas aún por desarrollar tanto físicamente como psicológicamente.
La sanidad pública está viendo como se incrementa el número de consultas de personas menores de edad que quieren pasar por el quirófano con fines únicamente estéticos. Todas ellas, salvo las justificadas medicamente, han sido desestimadas. Por tanto, si la sanidad pública no realiza estas prácticas son los padres quienes de manera irresponsable financian estas intervenciones quirúrgicas a sus hijos.
Como ejemplo la madre de Sarah Burge, bautizada como la ‘Barbie humana’ del Reino Unido, que ha regalado a su hija de 7 años más de 6.000 euros para realizarse un implante de pechos”, que no podrá hacerse hasta los 16 años según estipula la legislación británica.
Es evidente que nos encontramos ante un grave problema. Y lo peor de todo es que no podemos saber la gravedad ni cuantificar la magnitud de esta situación. No hay datos oficiales, no hay forma posible de poder estipular cuantos menores se someten cada año a estas intervenciones. ¿Y saben por qué? Por nadie se ha preocupado en regularlo, y ni mucho menos, en contabilizarlo.
Por tanto, todo lo que podemos vaticinar son índices aproximadas a raíz de las que si conocemos. Entre 380.000 y 400.000 operaciones estéticas se realizan cada año en nuestro país, lo que nos convierte en el cuarto país a nivel mundial. La pregunta que todos nos hacemos es ¿Cuántas de estas operaciones estéticas son realizadas en pacientes menores de edad? Pues se estima que un 10%, es decir, 40.000 niños, niñas o adolescentes pasan por el quirófano en busca de ser más guapos o de parecerse a sus ídolos y famosos que aparecen por las pantallas de televisión o en las revistas.
En España, principalmente, se llevan a cabo mamoplastias, liposupciones, y abdominoplastias. Y todos aquellos médicos que han operado a los 40.000 jóvenes españoles han obviado los graves riesgos que estas intervenciones suponen.
En el caso de las mamoplastias, el principal problema de esta intervención lo producen los implantes que se ponen dentro del seno de las jóvenes, ya que fruto de sus desarrollo corporal puede romperse, o verse en la necesidad de una sustitución por lo que se hace necesario una nueva intervención, con los riesgos que conlleva, tanto para el paciente, como para la zona a tratar que sufrirá una nueva cicatriz.
Además la propia operación puede provocar una asimetría en los pechos que puede llegar a ser irreversible.
La liposupción es la operación que ocasiona una pérdida de líquidos fruto de la grasa retirada que puede provocar alteraciones en el cuerpo. Estas alteraciones pueden traducirse en una desidratación que podría provocar epilepsias o diversos shocks. Se estima que 1 de cada 5000 pacientes intervenidos fallece a causa de la operación. ¿Os gustaría que vuestro hijo o hija fuese ese 1 de 5000?
La última de estas tres intervenciones más realizadas son las abdominoplastias. Esta operación se lleva la palma en riesgo y peligrosidad para el paciente, ya que sufre muchas complicaciones en el quirófano. La primera consecuencia del post-operatorio es la gran inflación de abdomen que puede complicarse si se crean trombos venosos que de no eliminarse son muy peligrosos y requerirían de una entrada a quirófano.
Algo que también ocurriría si el líquido extraído en la zona fuese ocupado por otros nuevos generados por el cuerpo que puede llegar a enquistarse en el abdomen.
No sé qué les parece a ustedes, desde luego si un médico está para salvaguardar la integridad física de las personas no logramos comprender cómo algunos pueden realizar estas prácticas en menores con los graves riesgos a los que se enfrentan.
Trabajo elaborado por Juan San Martín y César López.