El pasado 30 de octubre tuvo lugar una de las fiestas más fatídicas en la historia de la Comunidad de Madrid, el Madrid Arena. En ella perdieron la vida cuatro jóvenes: Belén Rocío, Cristina y Katia. Macarena Jiménez es uno de los muchos asistentes al evento. Ella, su novio y unos amigos decidieron asistir como fans del famoso DJ Steve Aoki.
Elisa Castaño / Ignacio Cuadrado
-¿Cómo comprasteis las entradas?
Cómo eramos un grupo amplio, la compra fue un poco caótica. Yo compré la mía, la de dos amigas y mi novio a través de uno de los relaciones públicas que organizaba el evento. Por otra parte, una amiga que se unió más tarde la compró en una agencia de viajes. La diferencia de precios era clara. A nosotros nos costó 22€ y a mi amiga 34€, pero conocemos gente que pagó 15 €.
-¿Entonces no es cierto que todas las entradas se vendieron a través de Internet como asegura la empresa organizadora?
No, no es cierto. De hecho, antes de entrar a la fiesta había gente revendiendo entradas. Podías comprarla perfectamente antes de entrar al recinto. El precio seguramente era superior pero tenías la opción.
– La empresa y las autoridades no se ponen de acuerdo con el número de gente que había en el Madrid Arena. ¿Cuándo entraste en el recinto, qué sensación tuviste?
Al principio entré por la parte de abajo, y la sensación era de que había miles y miles de personas. No calculo cuantas pero quizás unas 15.000 o más. Había tres plantas y no podía ver a toda la gente que había en la fiesta. De todos modos, la organización no debería hacer cualquier cosa por ganar más dinero. Tendrían que haber pensado más en la cantidad de personas gente que acudirían a la fiesta.
– En el momento en que la gente sale corriendo, es un momento de gran descontrol. ¿Cómo se vive?
En mi caso no estuve en la avalancha en la que murieron las cuatro chicas. Ellas estaban en el pasillo de la parte de abajo, en el que no había salida. No sé si habéis visto las fotografías, pero en la avalancha en la que yo estuve fue en la planta principal. Estuvimos tres minutos en ella y conseguimos salir porque estábamos muy cerca de la salida. Creo que la gente que estaba ahí dentro debió de tener una sensación de agobio enorme. La sensación de oír a gente gritando, pidiendo auxilio porque querían salir… eso es horrible.
– Es común después de experiencias como la que has vivido sentir una sensación de agobio en situaciones cotidianas, ¿Qué has experimentado al respecto?
Cuando entro en el metro o en un garaje, siento algo de agobio. Una sensación parecida a la que tuve aquella noche.
-¿Cómo se comporta una persona ante esta situación de peligro?
Es supervivencia, te da igual quien venga y quien va, eres tú o la otra persona. Te da igual que alguien se caiga al suelo, o si estás empujando o pegando al de al lado, lo importante eres tú. Hubo un momento en que no controlaba mis acciones, ibas donde te llevaba la masa. Y es ahí donde te agobias, y ves la posibilidad de que la gente muera y pase lo que ha pasado. Nos decían los psicólogos que en esos momentos no eres un ser humano que piensa en los demás, sólo piensas en ti y en sobrevivir.
– ¿Conocías a alguna de las fallecidas?
No directamente, pero una amiga de mi madre era precisamente amiga del padre de Katia, la primera fallecida. Y es en ese momento cuando ves que ya te toca un poquito más de cerca, que esto es real y que ha sido más grave de lo que tú pensabas esa noche. Es cuando sientes que podías haber sido tú.
-¿Cuál fue la reacción de los padres al conocer la noticia?
Hasta que me llamaron mis padres a las nueve de la mañana, no fuimos conscientes de lo que había sucedido realmente. Su llamada fue de pánico, preguntándonos si estábamos bien, estaban muy preocupados por nosotras.
-¿Volverías a una fiesta de este tipo?
Sí, volvería a un evento de este tipo pero me preocuparía más en asegurarme que está bien organizado. Pero una cosa no quita la otra, aunque haya pasado esto la gente tiene que seguir saliendo, no quedarse en casa.